Pincinox
En algún momento hacer pinzas de plástico fue buena idea… hasta que se rompieron y resecaron con el sol y entonces son difíciles de deshacerse de ellas. Una más de esas veces en que el plástico no acaba de ser la mejor solución. Louis Violet, en Francia, ya anticipó alternativas en 1968, cuando trabajaba de asistente de laboratorio en una refinería y fabricó su primera pinza de la ropa doblando un antiguo tambor de lavadora.
Con la ayuda de un ingeniero de la compañía Ugine, Louis seleccionó el acero adecuado y empezó a fabricar pinzas con su hijo Alain en un taller casero. Luego, una vez por semana iban a un taller de Marsella a fabricar pinzas que después comercializaban. A partir de 1992 Alain heredó el negocio y para el año 2000 ya vendieron 2 millones de pinzas, pero la competencia desleal de una marca de inferior calidad de China les hizo perder mucho mercado y es sólo en los últimos años, con el aumento de la conciencia sobre la sostenibilidad que Pincinox vuelve a repuntar.
A nosotros nos gusta porque Pincinox es una solución simple y elegante a las pinzas de plástico. Posiblemente menos ecológico que el bambú, pero probablemente igual de sostenible puesto que duran de por vida. En cualquier caso una alternativa muy respetable y respetuosa para un objeto de uso cotidiano que en su mayoría es de plástico.